jueves, 18 de noviembre de 2010

REMONTANDO EL LOZOYA DESDE EL PONTON DE LA OLIVA


Desde el Hotel Galaico te queremos ofrecer distintas rutas todas las semanas para que visites la Sierra de Madrid. Esta semana la ruta elegida es desde el Ponton de la Oliva hasta La Presa de la Parra.

En esta ocasión, la ruta propuesta lleva a recorrer el río Lozoya, desde el Pontón de la Oliva -una de las más antiguas presas de la época de la reina Isabel II- situado poco antes de su desembocadura en el río Jarama, y hasta la Presa de La Parra, a poca distancia de la gran Presa de El Atazar.

Se llega al Aparcamiento habilitado cerca del Pontón de la Oliva, donde se puede dejar el vehículo.

Desde este punto, se toma un camino que sale justo frente a la entrada al aparcamiento, cruzando la carretera . Se sigue el camino y, a pocos metros, se cruza un portón y se continúa por el camino, de muy fácil acceso, hasta que se llega a las instalaciones de la Presa del Pontón de la Oliva.

Hay que pasar al otro lado del muro de la Presa, yendo siempre por el lateral izquierdo de ésta, dejando el muro a la derecha .

Para ello, hay en encaminarse por un pasillo en dirección a una edificación de una planta y que se bordea, tras la cuál se ve un estrecho o por unas escaleras , por las que hay que subir.

Una vez pasadas las escaleras, se divisa un precioso paisaje del entorno del río Lozoya. Inicialmente se va por un pasillo, entre el muro que forma la montaña y la protección de una barandilla , mientras se recorre el cañón de piedra caliza que predomina en esta parte inicial del recorrido y que es muy frecuentado por los escaladores.

Al llegar al final de este pasillo y terminar la barandilla, se encuentra una bifurcación en el camino, hay que tomar el sendero que se encuentra a la derecha . Desde cierta altura, se van contemplando las vistas del río y la frondosa vegetación que lo rodea .

En algún momento de este tramo aparecen otras bifurcaciones que llevan hacia abajo, al río, pero que no se deben tomar, se sigue por el sendero a media ladera .

Es abundante la variedad de especies arbóreas a lo largo de esta ruta, y en esta primera parte sobre todo destacan los fresnos .

Durante esta primera parte del recorrido es muy frecuente ver y oír, en la ladera contraria del río, numerosos escaladores subiendo las paredes de la montaña.

El camino comienza a girar hacia la izquierda, siguiendo los meandros que forma el río, justo a la altura de un derrumbe de piedras que se observa en la ladera de enfrente .

Se sigue este sendero, aunque irá cambiando su aspecto, llegando en algún momento a zonas en las que se abre entre grandes árboles . Tras caminar por una zona bajo los árboles, protegidos del sol, se pasa por una de las muchas edificaciones del Canal de Isabel II que hay en el recorrido . Tras ésta se sigue junto a una zona destinada a la explotación ganadera, donde se encuentran algunas vacas, que incluso muchas veces se dejan ver en gran parte de la ruta pastando libremente. Más adelante, se cruza una puerta de malla , por una zona más ancha de camino.

Pasada esta valla, se toma un camino ancho hasta el final del recorrido y que forma parte de las vías de servicio utilizadas por el personal del Canal de Isabel II.

A lo largo de la ruta es posible ver distintas indicaciones de las instalaciones del Canal, como las Minas de ataque , galerías horizontales que servían de acceso para el transporte de materiales y la entrada de trabajadores durante la construcción de la Presa de la Parra.

Se pasa junto a canalizaciones de agua por el camino , así como numerosas especies de árboles y arbustos (fresnos, sauces, retamas, jaras, rosas silvestres, romero, enebros, saúcos, álamos, acacias, alisos, arces, almendros, etc.), muchas de avanzada edad y tamaños considerables.

El camino continúa de forma muy fácil y sin posibilidad de pérdida. Como referencia, se pasa sobre un pequeño conducto que cruza uno de los muchos arroyos que van al río Lozoya .

Otra referencia en el camino, será un gran fresno en el que merece la pena descansar bajo su sombra, en caso de necesidad .

Más adelante, se camina junto a una Almenara de Sedimentación , lugar donde, en el interior del edificio se quedaban retenidas las arenas arrastradas por el agua, de forma que el canal no se cegase.

Unos cuantos metros más adelante, se anda con cuidado, pero sin miedo, por una zona donde están las abejas trabajando, preparando la miel tan famosa de la zona. Este lugar está perfectamente señalizado.

A no mucha distancia se llega a la Presa de Navarejos , construida en 1860, en tan solo cinco meses y de la que puede verse el muro curvo y una ruinosa caseta de compuertas.

Ya no queda mucho para el final. Se sigue el mismo camino que hasta ahora y que lleva al destino final, pasando por una larga recta, flanqueada en varios tramos por hileras de grandes árboles , por la que se camina hasta llegar a la Presa de La Parra , destino final. Sobre la Presa hay una pasarela, utilizada para labores de mantenimiento, se debe tener mucho cuidado si se cruza por ella.

Desde este punto, una vez descansados y después de haber repuesto las fuerzas con un buen almuerzo, hay que retornar al lugar de partida por el mismo camino por el que se ha venido.

miércoles, 27 de octubre de 2010

BUITRAGO DEL LOZOYA


Las referencias históricas más antiguas respecto a Buitrago datan del siglo I a. C. (sería la Litabrum conquistada por Cayo Flaminio, según Tito Livio), pero no hay ningún vestigio material que lo avale, ya que no se han hecho prospecciones arqueológicas. Tampoco hay vestigios medievales anteriores a la Reconquista y por lo tanto de la presencia musulmana anterior al siglo XI.

Buitrago aparece de lleno en la historia de la Reconquista en tiempos de Alfonso VI, hacia el 1083 o 1085. Su valor estratégico es la razón de su pronta repoblación por medio de un privilegio otorgado por el mismo rey que facultaba a la Villa para repoblar los núcleos existentes en su jurisdicción y crear otros nuevos. El amplio territorio delimitado por el monarca es el origen de lo que se conoce como Tierra de Buitrago, una comarca que formaba una sola unidad jurisdiccional y cuya cabeza era la Villa de Buitrago.

Durante cinco siglos, esta unidad jurisdiccional tuvo una doble naturaleza. Desde 1368 fue un señorío otorgado por Enrique II a Don Pedro González de Mendoza, familia a la que sigue vinculado hasta la desaparición del Régimen Señorial en el siglo XIX. La familia Mendoza recibió en el siglo XVI el título de Duque del Infantado. Buitrago y los pueblos de su Tierra formaban una Comunidad de Villa y Tierra, institución que los agrupaba tanto para satisfacer sus obligaciones de vasallaje como para defender sus intereses frente a terceros. Suponía el gobierno mediante ordenanzas generales que regulaban la mayor parte de la vida económica y social de la Comarca, así como el asentamiento de nuevos vecinos.

La morfología urbana de Buitrago guarda estrecha relación con su circunstancia histórica. El núcleo más antiguo es "La Villa", es decir, la parte más alta en el recinto amurallado (las murallas podrían remontarse a la época árabe). La rápida saturación de este recinto dio lugar a la aparición de dos arrabales, uno al sur, llamado San Juan y otro al norte, al otro lado del río Lozoya, conocido como Andarrío.

Esta estructura urbana que Buitrago mantiene hasta hoy estuvo plenamente consolidada en la Baja Edad Media. Las parroquias actuaron como hitos de referencia y elementos generadores de la trama urbana. En la Villa, la Iglesia de Santa María del Castillo, única que se mantiene de las cuatro que todavía existían en el pueblo en el siglo XVI, era el elemento central. Intramuros también había que destacar la parroquia de San Miguel y el Hospital de San Salvador, fundado por el Marqués de Santillana en el siglo XV. En el barrio de San Juan, la iglesia del mismo nombre se levantaba en la actual plaza de Picasso, dando origen a la actual calle Real. En Andarrío, la Parroquia de San Antolín estaba levantada junto a la antigua carretera.

Los siglos XV y XVI, época en la que el poder de los Mendoza se asentó definitivamente, constituyeron los de mayor esplendor de Buitrago, en todo lo referido a construcción de edificios y desarrollo urbano. Íñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana, fundó la Iglesia de Santa María del Castillo y el Hospital de San Salvador (desaparecido), compró una dehesa llamada El Bosque como finca de caza mayor y construyó en ella un conjunto residencial conocido como Las Casas del Bosque, compuesto de un palacio de recreo y una capilla.

Desde el siglo XVI se puede dar por completado el proceso de poblamiento de la zona y las Ordenanzas Generales cambiaron de orientación, tratando de protegerse del establecimiento de nuevos vecinos, con regulaciones restrictivas. El factor estratégico perdió importancia y empezó a ser dominante el económico. Una de las mayores preocupaciones de los vecinos en esta época fue la salvaguarda de bosques y montes.

Después del siglo XVI se registraron pocos cambios significativos desde el punto de vista urbano y arquitectónico. Durante los siglo XVII y XVIII no se levantaron edificios singulares ni se modificó la trama urbana, en dos centurias caracterizadas por el estancamiento demográfico a la baja. En 1787 Buitrago contaba con 155 vecinos, unos 620 habitantes, lo que supone un grado importante de despoblación.

Con la llegada del siglo XIX, la vieja importancia defensiva de Buitrago volvió a primer plano con la invasión napoleónica. El Ejército francés rompió el cerco de resistencia puesto en el Puerto de Somosierra el 30 de noviembre de 1808 y ocupó a continuación los pueblos de la comarca, Buitrago entre ellos. Parece que todo el recinto amurallado fue pasto de las llamas por lo que parte de la población se desplazó hacia el arrabal de San Juan, que tomó ciertas características de ensanche decimonónico, renovándose su edificación.

Décadas después se modificó la estructura jurídica y económica de la zona con la desaparición del Señorío de Buitrago, de la Mesta, las Desamortizaciones eclesiástica y civil y la nueva división provincial de España.

La primera mitad del siglo XX se caracterizó por el progresivo deterioro de sus edificios singulares que culminó con la destrucción del Hospital de San Salvador durante la Guerra Civil y de los últimos restos de la Iglesia de San Juan. También fue dañada la Iglesia de Santa María del Castillo. A pesar de todo ello, la ciudad no fue acogida al Programa de Regiones Devastadas.

En la segunda mitad del siglo XX, las obras de mayor envergadura fueron la construcción de los embalses que inundan su término, Puentes Viejas y Riosequillo, así como la Estación de Seguimiento de Satélites.

martes, 26 de octubre de 2010

REAL SITIO DE LA GRANJA DE SAN ILDEFONSO


Los origenes de este Real Sitio se remontan al año 1450, cuando el Rey EnriqueIV de Castilla, mando construir una ermita dedicada al Arzobispo San Ildefonso. Se cuenta que la gran devoción a San Ildefonso, fue debida a que se libró de un grave peligro en una de sus cacerías por los montes de Valsaín.

Los Reyes Catolicos, en 1477, donaron la ermita y terrenos adyacentes, a los monjes del monasterio de El Parral.

Los Jeronimos, a mediados del siglo XVII, construyeron en esos terrenos una granja, que sirvio de residencia para los monjes, dando lugar a La Granja de San Ildefonso.

Más de 200 años despues de la donacion de los Reyes Catolicos, Felipe V conocio estos bosques en una de sus visitas al Palacio de Valsaín, y concibio la idea de construir un Palacio en este lugar, al igual que hizo su abuelo Luis XIV, en Versalles.

Felipe V queria retirarse en este Palacio, porque tenia la idea de abdicar en su hijo Luis I. Asi fue, pero la muerte de su hijo en el mismo año (1724), le hizo volver al trono, con su segunda mujer, Isabel de Farnesio, lo cual hizo que se engrandeciera la construcion del Palacio y de los Jardines.

Las obras del Palacio comenzaron en el año 1721, bajo la direción del arquitecto Teodoro Ardemans.

Los Jardines se construyeron bajo la direción de Renato Carlier, escultor, y de Esteban Boutelou, Jardinero Mayor. Su estilo, diseño y construción, aunque tiene analogías con los Jardines de Versalles y de Marly, tiene su propia personalidad.

Existen en los Jardines, 26 Fuentes Monumentales, todas ellas con fantasticos Juegos de Aguas y con personajes e Historias Mitologicas propias.

Podriamos decir que al igual que la Mitologia en Versailles esta dedicada a Apolo que representa al Sol, en la Granja esta dedicada a Diana, que representa a la Luna.

Los Grupos escultoricos fueron realizados por Renato Fremin, Juan Thierry y Jacques Bousseau.

MONASTERIO DE EL ESCORIAL



Tradicionalmente se ha atribuido su construcción a una promesa de Felipe II en compensación por haber sido destruida durante la batalla de San Quintín una iglesia dedicada a San Lorenzo.

Sin embargo, la Carta de Fundación y Dotación expone que los motivos que originaron esta maravillosa edificación fueron los de: agradecer de manera perpetua los beneficios recibidos de Dios; garantizar la eterna memoria de la Familia Real, y fundar un Panteón Real para los familiares del rey Felipe II. Motivaciones en las que influyeron el carácter de un Rey profundamente religioso, la muerte de su padre Carlos V (1558) y la necesidad de afirmar la Casa de los Austrias en España.

La obra, comenzada por Juan Bautista de Toledo en 1563, fue terminada por su discípulo Juan de Herrera en 1584. Éste imprimió su particular sello arquitectónico, llamado estilo herreriano, caracterizado por el protagonismo de la línea frente al abuso de elementos decorativos que distraen la contemplación.

El edificio se encuentra ubicado en la ladera del monte Abantos, a 1.028 metros de altitud. Se encuentra enmarcado en un rectángulo con una superficie aproximada de 33.327 metros cuadrados. Cuenta con 16 patios, 88 fuentes, 13 oratorios, 15 claustros, 86 escaleras, 9 torres, 1.200 puertas y 2.673 ventanas. La entrada principal se encuentra en la fachada oeste que, con una longitud de 207 metros, esta orientada al monte Abantos.

MONASTERIO DE EL PAULAR


El Real Monasterio de Nuestra Señora de Santa María de El Paular, monumento declarado Histórico Artístico Nacional, es la joya arquitectónica del Valle Alto del Loyoza. Su majestuoso porte se levanta en un marco natural incomparable, a unos dos kilómetros del casco urbano de Rascafría, y sus orígenes se remontan a agosto de 1390, cuando comenzó a construirse la que fuera la cartuja pionera de Castilla (y sexta de las fundaciones cartujanas de España) por deseo de Enrique II quien, poco antes de morir, así lo expresó. Su hijo Juan I colocó la primera piedra y, a continuación, fueron varios los arquitectos que intervinieron en el proyecto –Juan Guas, Rodrigo Gil de Hontañón, Francisco Hurtado y Vicente Acero– hasta que se concluyeron las obras en 1442, bajo el reinado de Juan II.

Durante los primeros cuatro siglos y medio, la cartuja alcanzó un importante esplendor económico y cultural y se convirtió en una de las más poderosas de toda Europa. Ejemplo de ello fue el hecho de que, en 1515, costeó la construcción de la cartuja de Granada. Además, de su molino de papel, el primero que existió en Castilla, salió el papel que se utilizó para imprimir la edición príncipe de la primera parte de El Quijote.

Sin embargo, su época más gloriosa se vio frenada por la Ley de Desamortización en 1834. El Paular vivió años duros, pasó de unas manos a otras, tuvo diversos usos y perdió parte de su patrimonio artístico hasta que se produjo la definitiva adquisición estatal.

Finalmente, se produjo la recuperación de El Paular para la vida monástica. En el año 1954, se instaló en él la pequeña comunidad benedictina que, en la actualidad, lo sigue ocupando. Sus más de 600 años de historia se mantienen en un estado envidiable y el monasterio conserva un importante legado artístico. La principal joya de El Paular es el retablo mayor de la iglesia –de una sola nave, planta y exterior isabelinos y un atrio de planta cuadrada cubierto por una bóveda gótica de crucería de terceletes–, una gran pieza de estilo gótico que data de finales del siglo XV. Está hecho en alabastro policromado y compuesto por 16 escenas. El conjunto destaca por su sencillez estructural y por su abundante decoración y ocupa todo el fondo del presbiterio.

De gran valor es también el Transparente, capilla barroca que acoge el Sagrario y luce una recargada decoración a base de mármoles, columnas salomónicas, pilastras prismáticas y numerosas estatuas. Está compuesto por dos estancias escalonadas detrás del ábside.

Otros elementos interesantes del monasterio son el claustro original del siglo XV, el refectorio, la biblioteca y los patios, como el de la Cadena, espacio ajardinado que sirve de acceso al monasterio y puede considerarse uno de los atrios monacales más bellos de Europa. Tiene, desde 1625, un esbelto crucero de piedra sobre cuatro escalones que está constituido por una columna con capitel renacentista y a su lado hay una elegante y sencilla fuente de brocal redondo y seis surtidores.

Al este del patio, está la puerta de entrada al patio del Ave María –que actualmente es el núcleo principal del hotel Sheraton Santa María de El Paular–. Y al norte se encuentra la capilla de los Reyes, construida en el siglo XIV sobre la primitiva ermita de Santa María. Es de planta cuadrada y está cubierta por una bóveda de crucería. Alberga un pequeño altar barroco con una imagen moderna de la Virgen de Montserrat.